Técnica
yóguica de limpieza completa del tubo digestivo
“Una
de las llaves de la salud se encuentra en el intestino. El organismo se
intoxica sistemáticamente, sin interrupción, durante toda la vida. Se intoxica,
ya sea por sustancias que llegan a el desde el mundo exterior, con el alimento
que no siempre es de muy buena calidad y con el aire insuficientemente puro, ya
sea a consecuencia de trasgresiones de la dieta, ya sea, por fin – y sobretodo
– por productos de fermentación pútrida de los residuos de los alimentos en el
intestino, en las dispepsias crónicas.”
A.
Bogomoletz, “´¿Cómo prolongar la vida?.
Así
pues, una de las causas principales del envejecimiento prematuro, o mejor, de
la senilidad sin más, es la acumulación de toxinas en el organismo por la auto intoxicación.
Toda célula, al vivir, produce toxinas, para las que la naturaleza ha previsto
vías de eliminación: la piel, los riñones, los pulmones. Es esencial preservar
la integridad de esos órganos, porque si no cumplen impecablemente sus
funciones el organismo se envenena, lentamente, pero de forma segura.
Hay,
sin embargo, una fuente de intoxicación más perniciosa: la que está constituida
por los venenos que se filtran a través de la pared intestinal para intoxicar
todo el organismo. De aquí brota la importancia, por cierto, de una dietética
inteligente; pero, sobretodo, de un intestino rigurosamente limpio. Más de un
lector ladeará la cabeza diciendo: “¡Sí, ciertamente, está el estreñimiento!
Que esté en el origen de multitud de enfermedades y, tal vez, que sea a fin de
cuentas, al causa indirecta de casi todos nuestros males, nos lo han proclamado
desde hace mucho tiempo.” Pero lo que sucede es que aun los que no están
estreñidos o, por lo menos, los que creen no estarlo, tienen, a pesar de todo y
sin que lo sospechen, una fuente permanente de autointoxicación en el intestino
grueso. En efecto, evacuación diaria del intestino no excluye que la mucosa
pueda tener una costra de sedimentos que poco a poco se han ido incrustando en
ella y que jamás han sido eliminados. Estos sedimentos provocan fermentaciones
pútridas, cuyas toxinas se difunden insidiosamente, las veinticuatro horas del
cada día, por todo el cuerpo.
La
irritación permanente de la mucosa intestinal puede ser la causa de numerosos
casos de cáncer o, al menos, la espina irritativa que esté en su origen. Estos
casos de cáncer de intestino, comparados con los de otros órganos del cuerpo,
baten todos los records. Si examinamos su localización constatamos que, que al
igual que hay curvas peligrosas en los caminos, así hay lugares privilegiados
para el cáncer de intestino, precisamente aquellas zonas en las que la
curvatura del colon provoca una disminución de la velocidad de la “corriente”
de materias, es decir, a la incrustación de la mucosa.
Per, el
cáncer no es el único mal que han de temer las personas que tengan el colon incrustado
de materias fecales no eliminadas.
En un
artículo aparecido en los “Cahiers Médicaux” en 1937, página 147, el Dr. Becher
da una lista de enfermedades directamente imputables a las autointoxicaciones
de origen intestinal: “Cirrosis hepática, artritis crónica (reumatismo
articular), anemia perniciosa, disentería crónica, rinopatía vasomotriz (una
enfermedad de los conductos sanguíneos de la nariz), diversas neuritis,
alergias, hipertrofias del hígado y del bazo, diversos trastornos psíquicos,
depresiones, ciertas enfermedades del corazón, una multitud de enfermedades de
la piel, etc.” De hecho el estreñimiento es un estado en que el colon no está
perfectamente limpio y libre de encostramientos de materias fecales. Es
perfectamente posible que alguien evacue regularmente todos los días y sufra,
sin embargo, de estreñimiento crónico que ignora, con todas las consecuencias
que esto conlleva.
El verdadero
drama de este estreñimiento por incrustación es que no hay órganos purificadores
entre la membrana del colon y la circulación sanguínea: los venenos irrumpen
directamente en la sangre y se reparten por todo el organismo antes de llegar a
los conductos citados (piel, riñones, pulmones). Si los venenos así destilados
en el colon se filtran en la sangre durante muchos años, como muy a menudo es
el caso, es fácil imaginarse sus estragos y sus efectos sobre el
envejecimiento.
La
permeabilidad de la pared del colon es muy grande, por esto es que muchos medicamentos
son administrados en forma de supositorios, porque penetran así directamente en
la sangre. En cuanto a los laxantes, son paliativos que, por lo demás, no habría
que tomar nunca sin consejo médico experto. El sedentarismo es una de las causas
más importantes del estreñimiento; los Asanas (posturas de yoga) y una
alimentación correcta la eliminan en muchos casos, pero es insuficiente para
“descarbonizar” el colon. Los lavados son un remedio ocasional eficaz, pero no
limpian a fondo la mucosa, y su utilización habitual, lejos de curar el
estreñimiento, lo hace casi incurable al distender el colon y perturbar el
peristaltismo.
El
método ideal es Shank Prakshalana.
Sencillo, al alcance de todos, de una eficacia única, además de limpiar a fondo
el colon, elimina integralmente los sedimentos del tubo digestivo entero, desde
el estómago hasta el ano, lo que no pueden hacer los lavados, ni siquiera
Basti.
El agua
absorbida por la boca va al estómago; después, guiada por movimientos simples, al
alcance de todos los adeptos del Yoga, aun los principiantes, recorre todo el
intestino hasta la salida. El ejercicio se prosigue hasta que el agua salga tan
limpia como entró. No presenta ninguna dificultad mayor, ningún peligro y está
recomendado a todos, a condición de que la técnica sea escrupulosamente
respetada.
Shank
Prakshalana o Varisara significa el gesto de la concha, porque el agua
atraviesa el tubo digestivo como si este fuese una simple concha. Es un ejercicio
yóguico fundamental. La técnica aquí descrita constituye una síntesis de
diversos métodos enseñados. Hemos comparado la de Dhirendra Brahmachari de
Delhi, la del Instituto de Investigaciones sobre el Yoga de Lonavla, la del
Hospital Yóguico (cerca de Bombay) y, por fin, la técnica utilizada por Swami
Satyananda en la Bihar
School of Yoga de Monghyr.
Preparativos
Calentar
agua salada (sal marina sin refinar o sal del Himalaya o del Algarve y agua mineral
natural o de fuente de agua corriente sin grifo) – a razón de 5 a 6 gramos por litro, lo que
representa un poco menos de la concentración del suero fisiológico – una cuchara
de postre rasa por litro de agua. El agua debe estar salada, por que si la bebiésemos
pura, sería absorbida por ósmosis a través de la mucosa y evacuada por la vía
normal en forma de orina, y no por el ano. Si el agua te parece demasiado
salada, reduce la concentración salina hasta que sea aceptable.
Momento
propicio
El
momento más favorable es por la mañana en ayunas. Ten en cuenta que la limpieza
en conjunto dura más de una hora. El domingo por la mañana es ideal para este
tipo de prácticas. Ese día ni asanas ni ejercicios violentos, como tampoco a la
mañana siguiente.
Así
pues que, teniendo en cuenta la supresión de la sesión de ásanas, la limpieza
no te tomará tanto tiempo.
¿Cómo
hay que proceder? He aquí el esquema del desarrollo completo de la limpieza, excepto
los movimientos necesarios para asegurar el tránsito del agua a través del tubo
digestivo que son descritos al final:
1.
Beber un vaso de agua salada templada (a la temperatura de un caldo al punto).
2.
Inmediatamente después ejecutar los movimientos descritos.
3.
Beber otro vaso de agua y ejecutar de nuevo los movimientos.
4.
Continuar así, alternando la toma de un vaso de agua con los ejercicios.
Al
contrario de Vamana‐Dhauti, en el que el agua se acumula en el estómago (lo
que provocaría una sensación de náuseas), durante Shank Prakshalana el agua
pasa inmediatamente al tubo digestivo sin causar náusea. Proseguir alternando
la toma de un vaso de agua y ejecución de los movimientos hasta que hayas
bebido seis vasos. En este momento debes ir al WC. Normalmente, la primera
evacuación se produce casi inmediatamente. Las heces normales, moldeadas, son
seguidas por heces más blandas y después líquidas (amarillentas). Si esto no se
produce inmediatamente, o máximo tras 5 minutos, volver a hacer los movimientos
sin beber agua y volver al WC. Si, cosa extraordinaria, tampoco ahora se
produjese el resultado, habría que iniciar la evacuación mediante un lavado de
medio litro administrado por pera o irrigador. Una vez que el sifón está
iniciado, es decir, en cuanto salen las primeras heces, el resto sale
automáticamente.
Un
consejo, después de cada visita al WC y de haber utilizado el papel higiénico
habitual, enjuagar el ano con agua tibia, secarlo y lubricarlo eventualmente
con aceite de oliva o de sésamo de cultivo biológico, con el fin de prevenir
una irritación debida a la sal.
Después
de esta primera visita al WC, es preciso beber otro vaso de agua templada salada,
efectuar los movimientos, volver después al WC, y cada vez habrá evacuación.
Proseguir
así la alternancia beber/ejercicios/WC, hasta que el agua salga tan clara como entró,
lo que, según el grado de incrustamiento del colon, corresponde a la toma de 10
o 14 vasos de agua. Raramente más.
Cuando
estés satisfecho con el resultado, es decir, cuando el agua esté lo suficientemente
clara, podrás:
1. No
hacer nada más; en este caso, irás muchas más veces al WC en la hora siguiente;
es el único inconveniente.
2.
Beber tres vasos de agua tibia no salada y hacer Vamana‐Dhauti (si dominas este ejercicio).
Esto termina el sifón y vacía por completo el estómago. Tradicionalmente los
yoguis hacen siempre Vamana‐Dhauti después de Shank Prakshalana.
Causas
de fracasos
Si,
después de haber bebido 4 vasos, por ejemplo, sintieras que el contenido del estómago
no pasa normalmente al tubo digestivo, lo que provoca una sensación de hartura
que puede llegar hasta la náusea, quiere decir esto que el píloro (esfínter que
controla el paso del quimo o bolo alimenticio del estómago a la primera porción
del intestino delgado) no se abre como debería. El fracaso no es aún
irremediable: recomienza dos o tres veces la serie de ejercicios, sin tomar
agua. La desaparición de las náuseas indica que el paso por el píloro se ha
abierto. Una vez que se ha iniciado el sifón ya no hay problema y puedes
continuar el proceso. Puede suceder sin embargo, que en algunas personas un
tapón de gas debido a fermentaciones impida la iniciación del sifón.
En este
caso basta con oprimir el vientre con las manos o hacer sarvangasana, además de
los otros cuatro ejercicios. En el caso más desfavorable, es decir, cuando el
agua no se moviese del estómago, tienes dos soluciones:
1.
Hacer Vamana‐Dhauti, es decir, vaciar el estómago la base de la
lengua con tres dedos de la mano derecha para iniciar el reflejo vomitivo. El
alivio es radical e inmediato.
2. No
hacer nada; el agua se evacuará por si misma en forma de orina.
3.
Después del ejercicio hay que reposar y evitar enfriarse.
La
primera comida
Después
de Shank Prakshalana hay que respetar imperativamente las siguientes indicaciones.
Comer, no antes de media hora después del ejercicio, y no más tarde de una
hora. Está prohibido dejar el tubo digestivo vacío durante más de una hora. La
primera comida estará compuesta por arroz blanco (sin la cáscara, cuya celulosa
irritaría la mucosa intestinal) cocido en agua mineral y aún muy cocido: los
granos deben deshacerse en la boca. Puede ser servido con una salsa de tomate
biológico poco salada, pero sin pimienta. Puede ser acompañado de lentejas o de
zanahorias bien cocidas. Esta comida hay que acompañarla con 40 gr. de
mantequilla biológica. Puedes, o bien, derretirla sobre el arroz o bien comerla
con cuchara. En la India
no hay elección y es “ghee”, (mantequilla fundida y clarificada) la que se
mezcla con el arroz. El arroz puede ser reemplazado por un cocido de trigo
candeal o de avena, o por pasta (espaguetti), espolvoreada con queso rallado.
Importante
El
arroz no debe ser cocido en leche. Está prohibido beber leche o tomar yogurt
durante las 24 horas que siguen al ejercicio. Además están prohibidos durante
esas mismas 24 horas, los alimentos o las bebidas ácidas (uno de los motivos de
la prohibición del yogurt), las frutas y las legumbres crudas.
El pan
está permitido en la segunda comida que sigue al ejercicio. Están permitidos
todos los quesos de consistencia dura o semidura. Por ejemplo el gruyere, edam,
etc. El queso blanco y los quesos fermentados: brie, camenbert, no están
autorizados.
Después
de 24 horas puedes volver a tu régimen normal, pero evita todo exceso de carne.
Bebidas
La
absorción de agua salada habrá drenado, por ósmosis, una parte del los líquidos
de tu organismo hacia el tubo digestivo. Eso forma parte de la desintoxicación.
Es normal, por tanto, tener mucha sed después del ejercicio. No bebas ningún
líquido, ni siquiera agua pura, antes de tu primera comida, porque continuarías
así manteniendo el sifón y las visitas al WC. Por el contrario, durante la
primera comida y después de ella, puedes beber agua o infusiones livianas:
tila, menta, agua mineral con poco o nada de gas. Es innecesario decir que el
alcohol, ya desaconsejado en tiempo normal, está completamente prohibido
durante las 24 horas que siguen al ejercicio.
Que las
deposiciones no reaparezcan sino al cabo de 24 o 36 horas después del
ejercicio, no debe sorprender a nadie. Serán de color amarillo-oro e inodoras.
Efectos
benéficos
El
primer efecto es de orden eliminatorio, por evacuación total de los sedimentos incrustados
en la mucosa del intestino grueso. Algunas personas, a quienes una evacuación
casi diaria les daba la ilusión de no estar estreñidas, han tenido la sorpresa
de encontrar, entre las materias fecales, un hueso de cereza ingerido muchos
meses antes.
En el
hospital yóguico de Lonavla, donde los pacientes son tratados con Yoga bajo dirección
médica, a menudo queda uno aterrado al comprobar lo que puede llegar a retener
un intestino durante meses o años. Es increíble que seres humanos puedan transportar
tantos desperdicios en sus entrañas, como tan a menudo sucede, por desgracia.
¿Tiene
algo de sorprendente que muchas enfermedades resulten de ello? ¿Puede sorprender
que todo el organismo se intoxique, en el sentido más estricto, por los venenos
así destilados? No tengamos miedo a las palabras. Si es poco apetitoso evocar esta
situación, es ciertamente menos apetitoso sufrirla. Los efectos benéficos no aparecen
de la noche a la mañana; sus beneficios inmediatos no son espectaculares, pero
no tardan en manifestarse.
Contraindicaciones
Las
contraindicaciones son poco numerosas y no son absolutas.
‐ Úlcera de estómago.
‐ Disentería.
‐ Colitis pronunciada.
‐ Apendicitis aguda.
‐ Tuberculosis intestinal.
‐ Cáncer.
Resumen
del proceso completo
1.
Beber un vaso de agua caliente salada (una cucharada de postre por litro).
2.
Realizar la serie completa de movimientos.
3.
Beber un segundo vaso y realizar la serie.
4.
Continuar así hasta haber bebido seis vasos.
5. Ir a
WC y esperar a que se produzca una primera evacuación. Si no se produce en el intervalo
de 5 minutos, volver a realizar la serie de movimientos, pero sin beber ningún
vaso. Si el resultado se hace esperar aún, un pequeño lavado pondrá en marcha
el peristaltismo intestinal e iniciará el sifón.
6.
Beber otro vaso, ejecutar los movimientos y visitar el WC.
7.
Proseguir así la alternancia de vaso, movimientos, WC hasta que el agua salga
igual de clara que entró. La hora siguiente servirá para visitar en varias
ocasiones el WC hasta que se vacíen los intestinos de agua.
8.
Esperar por lo menos media hora y máximo una hora para ingerir la primera
comida.
9.
Resistir la sed por lo menos hasta la primera comida.
Referencias
bibliográficas
Perfecciono
mi Yoga; André Van Lysebeth.
Manual de Yoga; Paramahansa Satyananda Saraswati